20.8.15

Segundo día: Por el Corazón Inmaculado de María

Comenzamos el día en Lourdes, junto a nuestra Señora. 

En la charla, nuestro Padre Pepe Anaya nos invita, en los momentos para ello, al silencio. 

La importancia del silencio en este peregrinar. 

"María nos abre la puerta con su sonrisa. Cuando alguien nos sonríe nos está abriendo la puerta como la Virgen María a Bernardita. 
Pidamos a la Virgen ver su sonrisa". 

Y aquí se nos habla de la cruz, la roca, el agua y el barro, la luz y la Eucaristía. María nos abre la puerta a todo esto.

Esta charla ha ido tomando vida conforme hemos pasado el día. Hemos podido comprobar de primera mano los cientos de enfermos, la gente de diversa procedencia ante nuestra Madre; hemos hecho silencio. 

Y por la tarde hemos participado activamente en la procesión de los enfermos porque todos somos necesitados: físicamente, espiritualmente... Necesitados de la Misericordia de Dios. 

Estar al lado de nuestra Madre y pedirle que interceda por nosotros ante su Hijo, en este lugar santo, ha sido un privilegio. 

Esta noche nos espera el rosario de las antorchas. En este ratito con María agradeceremos el día y tantos momentos compartidos. Lo vivimos con el corazón lleno de gozo, como ese milagro que nuestra Madre obra aquí constantemente. 

Gozo del que sólo nos brota una palabra: GRACIAS. 

Y nuestros hijos, imaginaros, locos de contentos. Esa alegría que sólo puede dar el Espíritu Santo. 

Ah! No nos hemos olvidado de poneros a los pies de la Virgen a todos los que no habéis podido venir.

Os quedáis y nos quedamos en SU  CORAZÓN. 



















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